El mundo observa asombrado la impunidad, al mejor estilo dictadura de un presidente que traiciona a su pueblo, que evade impuestos, pero les exige impuestos, lo oprime.
Serán los vientos que asola en América latina, lastimada por la intervención subrepticia de las naciones que desean tomarnos como comodities para sus países, somos una plaza de feria, nos quieren convertir en clientes; el primer paso ya lo lograron, nos colonizaron con su moneda.
Administrar nuestra economía en dólares es uno de los factores de penetración cultural.
Mientas la administración anterior intentaba salir de esa opresión el presidente Macri, apegado a los negocios, tratando de convertir el país en una plaza económica en la que el consumo le de beneficios en esa moneda, no para volcarla al país, sino para llevarse al exterior.
Un presidente que toma políticas para su país, que perjudica a su pueblo y cuenta con empresas en paraísos fiscales, no es más que tener un explotador corrupto que vino a explotar al país y representa una de las corrupciones más grandes vistas en país alguno.
La prensa mundial, atenta a que uno de los métodos que utiliza el presidente para poder llevar a cabo el plan siniestro es la prensa y los medios que trabajan para el mismo fin, también con cuentas en el extranjero en paraísos fiscales.
En el mundo entero se presencia los actos de corrupción más aberrantes, Macri en la tapa del Financial Time, presentado como un representante del caso más descarado de lavado de dinero de los últimos años.
Hay pruebas, empresas en las que figura como parte del directorio, el presidente piensa que su palabra basta para los inocentes argentinos que tienen que escuchar que el no estaba enterado que figuraba en algunas cuentas, que nunca tuvo actividad, y toda las mismas cosas en el tono de campaña, acompañado de fuertes medidas que aportan a la inflación, ajustes, despidos, desguace de hospitales, establecimientos culturales, no deja espacio sin asolar.
Macri está en el cuadro de honor entre otros tantos evasores importantes del mundo.
El resultado de la desenfrenada ambición, ha colocado en el poder a los mismos que vaciaron de dólares en el 2001 los bancos argentinos que promovieron el peor desastre económico argentino.
El pueblo, lentamente, está tomando cartas en el asunto y la convocatoria de Cristina Kirchner por el juez Bonadío es un síntoma claro de que el pueblo espera alguna señal, un camino que obligue a Macri a tomar alguna determinación.
Lo de las cuentas en los paraísos fiscales no tiene vuelta atrás, Macri tendrá que hacerle frente, los ojos del mundo están puestos en Argentina para saber qué hará la justicia para demostrar que sirve realmente lo que corresponde.
El pueblo no quiere una Micres PYME, Macri no parece darse cuenta que él es presidente también de los despedidos, que no puede simplemente deshacerse de ellos, sino que tendrá que incluirlos o irse, si no sabe hacerlo.
Mientras, Cristina Kirchner, se engrandece a medida que pasa el tiempo, en vez de ser una esperanza se convierte en una necesidad.
El peor escenario para Macri, no es la esperanza de la gente, es la necesidad de la gente que clama por Cristina, frente al abuso de sus medidas de ajuste.
Cristina tenía un 49 por ciento, ahora, evidentemente se está quedando con los arrepentidos, los engañados, los que creyendo en Macri se sienten profundamente descepcionados.
A Macri se le cayó la máscara más pronto que temprano.