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JulioBarco 4/29/2020 12:48:38 PM
JulioBarco
Primavera y demolición de Sebastián Diez Cáceres
Poesía documental en pleno incendio de Chile 2019
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Tags literatura literatura latinoamericana literatura sudamericana narrativa peruana Julio Barco escritor peruano escritores latinoamericanos escritores hispanoamericanos
 
Julio Barco escritor peruano
 

(Poesía documental en pleno incendio de Chile 2019)

Primavera y demolición de Sebastián  Diez Cáceres

El año pasado, en el mes de octubre, Chile fue escenario de uno de los actos más agresivos contra la propia población: el presidente Piñera aumentó unos céntimos más del precio normal del pasaje de buses en Santiago. ¿Consecuencias? Alumnos de la escuela empezaron a saltar las rejas del Metro y no acataron las medidas; la policía empezó a reprimir estos actos y se desató el fuego de la protesta en las calles.

Sebastián Diez Cáceres, -librero, lector de Carver, padre de familia-,  en medio de esta hoguera, encuentra un asidero: la poesía, la palabra escrita, el signo titilante. Agrego de paso que conocí a Sebastián en el 2018, un año antes de la protesta y charlamos -vagando de noche en el Parque Forestal- del verso proyectivo de Charles Olson y de la mística de Lucho Hernández, un poeta peruano que solía escribir en cuadernos escolares con plumones y regalar sus libros inéditos. Bien, un año después, Sebastián, en el octubre más convulso de la historia reciente de Chile, usa la poesía como documento de guerra. Escuchamos entonces su voz:

(1)

Así, versando y reflexionado in situ empieza el poemario Primavera y demolición, uno de los proyectos más rabiosos de la poesía chilena, que también nos narra el incendio de Santiago desde el propio asfalto y el movimiento de protesta. Cubre nota no solo de los incidentes, donde el alcohol, la rebeldía, la sensación de fragilidad, las muertes de jóvenes, los incendios dentro de iglesias, las calles con trincheras instantes donde se fuma mariguana y se cocinan sopas en cascos de policías, en fin, la euforia general que se agolpó en aquella frase de “Chile Despertó”, hacen de Primavera y demolición un texto clave para entender desde las entrañas el pulso de esta erupción. También es un texto crítico para comprender el proceso desde los campos que permite el arte poético teniendo como brújula el desencanto y la rabia:

 

(2)

 Mientras el desorden sacudía las calles, y el presidente reprendía con pacos, -los incendios y saqueos bullían en las calles- la poesía de Diez Cáceres fluye como una cámara que registra todo, siendo la subjetividad de un yo bien logrado el que nos arrastra a la historia, y que permite, a diferencia de otros documentos, una cercanía con la propia psiquis del autor. El propio autor, consiente de las herramientas con las que trabaja y arma su material, reflexiona  del procedimiento de su poética:

 

(3)

 Cáceres, sin embargo, no se contenta con solo narrador lo vivido sino que desarrolla un discurso crítico con el propio eje que mueve la política represiva:

(4)

Esta crítica enarbola claramente la situación del país: la división entre los estados de poder y la gran mayoría de chilenos, la crítica a los pacos como parte del Estado, y la autocrítica del propio sujeto perdido como un cobaya dentro del eje de la realidad, como también una crítica hacia lo estrecha sociedad chilena donde conviven todavía el lumpen, aunque para el autor el lumpen sea el narcotráfico y la milicia:

 

(5)

Gracias a este análisis crítico, por un lado, como también al conocimiento de la poesía por otro, hacen de Primavera y Demolición un documento descarnado, sin caretas ni disfraces de una situación donde el Estado asesinó a 32 fallecidos y dejó a 3400 chilenos hospitalizados a 2000 carabineros heridos y a 8812 protestantes detenidos(6). El poder del lenguaje poético nos permite entrar en carne propia en las imágenes más brutales de la contienda; versos que donde claramente resuena el Aullido de Ginsberg, pero también el aullido de una generación que no se amilanó ante la injusticia del Estado Chileno:

 

(7)

Observemos otros detalles del libro: el poema Dalton, que se divide en cuatro escenas, permite  una introspección del propio autor y de la sociedad que habita. En el primero, observamos una crítica a la propia democracia:

 

(8)
Siguiendo por una crítica propia que no deja de ser también una reflexión sobre el alcoholismo y la sociedad, de cómo el alcoholismo es una suerte de “leche materna”

 

(9)

Para seguir el cuarteto daltónico con versos más íntimos pero no menos descarnados, donde la sensación es de inmolarse, de habitar un tiempo donde todo explosiona:

 

(10)

Y finalmente, se cierra con un poema postal, donde nuevamente somos testigos tanto de la mirada cruda del propio autor como de la ingesta de alcohol:

(11)

El tema del alcohol y sus estragos no es accesorio, se repite como reflexión de la situación del propio autor, o sus antepasados. Por ejemplo, en estos versos:

 

(12)

 

Otros datos poéticos que nos hacen reflexionar son los cantos de la protesta de jóvenes coreando canciones de Los prisioneros, o imágenes surrealistas como la de árboles con latas de cereza como cerezos, o poemas dedicados a Beltrolt Bercht o a Elvira Hernández (13) e incluso a otros autores como Raúl Ruiz, Passolini, Ray Bradbury, Deleuze, Fabián Casas o la premio nobel Symborska. Con estos autores o bien dialoga o recicla sus poéticas para ceñirlas su elástico pentagrama; o para extender el fervor de la protesta, o para encontrar un punto de apoyo desde el que seguir versando. El espejo con el que se observa Diez Cáceres es oscuro y realista, por eso, a veces duele pero siempre lo sentimos verosímil, como un testigo atolondrado pero muy lúcido del clima espiritual y el desorden general. Conflictivo consigo mismo, con el propio lenguaje, con los artificios poéticos, con la necesidad de paz.  Sexo, alcohol y mariguana son también parte del escenario donde se incendian iglesias, se saquean supermercados y el enfrentamiento con los pacos es asunto cotidiano. La poesía que usa sabe captar bien toda esta sensación pues es palabra aprensada desde la propia protesta y se constituye como máquina para pensar los ejes y resortes invisibles que la generaron.  La sensación de protesta y euforia, en fin, se mantienen y exaltan, se agolpan y viven dentro de todas sus páginas. Esta épica concluye con un poema que bien atomiza el cruento escenario:

(14)

Por todo ello, creemos que Primavera y demolición, que curiosamente es el primer poemario de Diez Cáceres abre con mucha fuerza y belleza, lucidez y entendimiento, un escenario que empezó al sur de Latinoamérica, pero que nos afecta a todos.  La poesía aquí logra informarnos y meternos al nervio de la locura y del desgarro de una sociedad golpeada por el propio poder del Estado. Poesía contra el neoliberalismo sí, pero no panfletaria, no solo discursiva, sino crítica con su propio producto. Crítica consigo mismo, para empezar, pero también con la autoridad, con el propio discurso lírico y sus confines. Libro descarnado y bello, arriesgado y valiente. Esto eleva este documento a otro puesto estético y también lo hace necesario para conocer más sobre la situación de Chile. Todos los que solamente leímos en páginas webs o noticias podemos ahora encontrar un nuevo registro que, gracias a la poesía, encuentra una curiosa objetividad subjetiva que no pierde vitalidad ni riesgo.

Ya en el 2020, por el inicio de la cuarentena de la pandemia del Covid 19, se pasó de la protesta al encierro. De un escenario de guerra se pasó a uno de silencio y encierro. La historia y su crisis siguen palpitantes, ¿qué nuevos poemarios documentales surgirán ante este nuevo escenario?

 

Notas

(1)Del poema: 22/10

(2)Del poema: Capitalismo y Ezquizofrenia se aman locamente.

(3)Del poema: Poesía de Uso

(4)Del poema: Insomnio de autogolpe.

(5)Del poema: Lumpen

(6)Según datos de Wikipedia.

(7)Del poema: Lo que vi.

(8)Del poema: Dalton 1

(9)Del poema: Dalton 2

(10)Del poema: Dalton 3

(11)Del poema: Dalton 4

(12)Del poema: El poeta Julio Barco me pide vídeos de la repre por Imbox

(13)Poeta clave de la época de la dictadura de Pinochet, autora de un libro clásico “Bandera de Chile”

(14)Del poema: De haber estado Inger Christensen en Santiago (sticker)

 

 

 

 

 

www.metaliteratura.com.ar

Literatura latinoamericana

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