Mitos en referencia al agua 7/10/2014
tomar más agua es un mito, ten en cuenta que puede hacer daño.
El cuerpo está preparado para avisarnos lo que le hace falta, no está diseñado para avisarnos de los excesos, ten cuidado con el exceso de agua.

Es común escuchar entre las fórmulas para adelgazar, que el agua adelgaza. Tal cosa es falsa.

El agua no tiene calorías, pero produce otros efectos que son acumulativos, por ejemplo estimula los mecanismos químicos que desatan estímulos en los órganos que nos avisan que tenemos hambre.

Tratar de conformar ese despertar de la ansiedad por comer algo sólido es un desorden que mayormente afecta al propio mecanismo de funcionamiento de fluidos del cuerpo.

Tomar excesiva agua, sin tener sed, no sólo es inconveniente, sino que además tiene nombre médico, se llama potomanía a la enfermedad de las mujeres que ingieren grandes cantidades de agua suponiendo que limpia, que adelgazan,  y se lo considera un paso por delante de la anorexia o la bulimia.

El órgano encargado de elaborar el líquido que será la orina se puede ver afectado por el movimiento continuo de líquidos, se fatiga, se enferma.

Tomar agua por decreto, afecta también la composición sanguínea, por lo que a la larga puede afectar el corazón.

El cuerpo está diseñado para avisarnos lo que le falta, cuando debe tomar agua, aparece el estímulo de la sed, manipular ese sentido es provocar un desorden que luego es difícil de restaurar.

En el único caso en que los médicos remiendan aumentar la ingesta de agua es en el caso en que el riñón muestre señales de producir piedras, pequeños depósitos de residuos que el riñón intentará, eventualmente, eliminar por la orina, y no mucho más que eso.

La hidratación correcta de la piel, que es otro de los mitos que alienta el tomar agua exageradamente, resolvería mejor la situación consumiendo frutas y verduras que ya incluyen el agua necesaria para la piel, y es más sana, ya que en la combinación química se aprovechan los nutrientes, vitaminas y todo tipo de elementos que aprovecha el cuerpo, calcio, potasio, zinc que contribuyen a la mejora de la piel, así también como necesarios para la fortaleza de la piel, crecimiento y cicatrización, factores que tienen que ver con las agresiones del clima, de la temperatura corporal respecto al medio ambiente.

Respecto a las aguas con gas, no producen ninguna diferencia en el peso, pero hay estudios que demuestran que aportan a la celulitis. En este sentido las aguas gaseosas se llevan la peor parte, porque se toman frías, lo que disimula el exceso de azúcar, y no permite a las burbujas cumplir su función, frías, tienen el efecto de calmar la sed, pero con un pico tan breve que la sensación rebota con mayor fuerza, incitando a tomar más.

Para la sed, mejor el agua sin gas, un cuerpo acostumbrado al elemento natural, es un cuerpo mejor preparado para la sed y la hidratación.

El agua, elemento esencial, es como todo, una cuestión de medida, el cuerpo está diseñado para solicitar cuándo la necesita, no hay que volverse locos haciendo cosas que luego al cuerpo le cuesta mantener, las situaciones artificiales a que se somete el cuerpo se pagan más tarde o más temprano.

Si vas a tomar más agua de la que el cuerpo te pide, tendrías que compensarlo con mayor actividad física.

 

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