El cerebro no busca la verdad, intenta la coherencia; inventa, clasifica, falsifica, borra, tergiversa, improvisa una biografía experimentando con el sentido, el recurso es la memoria, experta en distorsionar hechos, en editarlos. Si se me culpara por ésta mi biografía moldeada, cúlpese al buril, al formón, a la gubia que garabatea la construcción del sentido, en estas pocas líneas que a modo de diario breve perfecciona el sin estilo, sólo para dejar una prueba de las accesorias obsesiones; sin la verdad en juego sólo queda el texto.